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sábado, 20 de septiembre de 2014

La pesadilla. Capitulo 1 - Las galletas


La pesadilla. Capítulo 1 - Las galletas


Aquella era una caja extraña hecha de latón, me recordaba a mi infancia, como si la hubiera visto cuando era pequeño. Tenía un estampado de rombos verdes y rojos. Se notaba que era antigua, la pintura estaba desgastada y el logo frontal estaba oxidado.
Me asomé a la ventana para asegurarme de que salía la limpiadora; es decir, a que me quedara sólo en casa.
Era uno de esos días en los que te levantas con ganas de fumar un jodido cigarro y te preparas el desayuno. Pero no es tan bonito combinar esas dos acciones; No, no, no. Gracias a dios*en minúscula*, no se me cayó la ceniza en el té, justo unos segundos después de vertir el té en la taza. De haberse caído me habría cagado en los putos orígenes del tabaco. Es más, una vez lo hice...        
     

    "Entre en un estanco a comprar un paquete de tabaco, no diré de que marca, ya que no me pagan por ello. 
       - Hola buenas, dame un paquete de Camel. No, no es para hacerme porros.
       - ¡¿Perdona?! Enséñame el DNI. No vendo tabaco a menores.

Yo no tenía el DNI, y si lo tuviera, soy menor de edad, así que me fui y salí gritando: 
       - ¡¡Me cago en los putos Indios que trajeron el tabaco!!



Me salió del alma, ni si quiera sé quienes fueron los pioneros de la comercialización de el tabaco.


El desayuno estaba listo. Pero antes quise abrir la caja de lata. ¡Dentro había galletas! Cogí un par de esas galletas doradas y las dejé en el platillo de debajo de la taza de té. No me podía creer que por primera vez las galletas de mi madre estuvieran tan secas y pastosas, ¡no parecían las suyas!


Una vez me comí todas las galletas empecé a sentir mi garganta y el paladar secos, me bebí el té de un trago, cosa que nunca había hecho. En cosa de una hora me empezaba a parecer todo muy extraño, pero me sentia bien. Era como si estuviera viviendo un sueño, pero por muchos golpes que me daba... no despertaba. Jopish!! 

Una vez recogí el desayuno, me notaba los músculos débiles. No sé que cojones me pasaba, pero esa sensación era la puta hostia.
Decidí ir al baño a darme un baño de espuma mientras leía uno de esos comics de superheroes de edición coleccionista. En poco tiempo empece a relajarme como nunca antes. No podía sostener el tomo de Batman, se me caían los brazos al agua. En momentos determinados oía voces detrás mio, pero me daba tanta gracia y me reía tanto que me daba completamente igual.
Al salir de la bañera dirigí mi mirada al espejo del cuarto de baño. ¡Madre mía! Mis ojos eran pipas, los tenia muy cerrados y el blanco de los ojos los tenia rojos.
Me preocupaba cada vez más, intentaba concentrarme y buscar una solución, pero, que va... no podía concentrarme.

Algo me dijo que era el inicio de una nueva era...
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